lunes, 19 de noviembre de 2012

Scones con lemon curd



Algunos sabores están asociados de forma muy íntima a un lugar determinado, bien por una asociación cultural o por una experiencia personal. Está el caso del unto, por ejemplo: los gallegos no entendemos un caldo que no lo lleve, mientras que alguien que llegue de fuera y lo pruebe por primera vez quizá no lo reconozca, pero si de regreso a casa intenta replicarlo y no cuenta con esa grasa específica de cerdo ya no le sabrá igual. A veces un mismo ingrediente puede evocarnos lugares totalmente diferentes. El comino tanto nos puede llevar al cerebro unos callos como un tajine marroquí, mientras que el cilantro habrá a quien lo transporte a Asia y a otros más cerca, a Portugal. Aquí influyen tanto o más el archivo gustativo de cada uno como el los usos culinarios de una comunidad.

Para mí, uno de los sabores ingleses por excelencia es el lemon curd.

El lemon curd es una crema cuajada de limón, untuosa y melosa, utilizada habitualmente en la repostería británica, pero que no renuncia a la acidez cítrica. Puede usarse como relleno de tartas o tartaletas, como sustituto de mermeladas en bollos e incluso ha entrado en la coctelería moderna. Es uno de esos casos en los que se unen tradición gastronómica y experiencia personal. En el troco que celebramos hace algunas semanas reservé algunos limones para preparar un par de botes, siguiendo la receta de Jane Grigson en su imprescindible English Food.

Rallamos la piel de dos limones grandes y luego los exprimimos para extraerles el zumo, que pasaremos por un colador. Mezclamos la ralladura, el zumo y 90 gramos de mantequilla con 200 de azúcar  en un recipiente que ponemos en un baño de vapor sobre un fuego muy bajo. Cuando la mantequilla se haya derretido añadimos tres huevos batidos, poco a poco y a través de un colador. Ahora simplemente se trata de remover con cierta constancia y no dejar que la mezcla hierva en ningún momento. Irá espesando y cuando haya alcanzado el punto que nos interesa, que suele ser al cabo de unos veinte minutos, la retiramos y embotamos en tarros esterilizados. Una vez frío, guardamos el lemon curd en la nevera, donde aguantará unos tres meses sin problemas.

Para estrenar este lemon curd casero preparé unos scones siguiendo esta receta básica y una tetera para la merienda. Un disco de nuestro grupo inglés preferido... y hemos cruzado el Canal.

6 comentarios:

  1. que pinta mas ricaaaaa, me quedo en tu blog como seguidora, te invito a visitar mi blog espero que te guste besotes

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    1. Hola, María José,
      ¡Muchas gracias por el comentario! Nos alegramos de que te guste. Por tu blog se ve que te gusta el curry, que en casa también utilizamos mucho... Gracias de nuevo y un saludo.

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    2. Acabas de reactivar un sabor adorado de mi infancia. Durante muchos años la cesta de encargos a UK incluía te, branston y lemon curd. Más tarde un amigo nos lo preparaba en casa aunque de eso hace mucho tiempo. Ahora me tocará a mí, con sumo gusto!

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    3. Nosotros del último viaje hemos traído pickle (no Branston, sino la marca propia de Tesco) y té (PG). ¡Encantados de reactivar esos sabores y espero que pronto los volvais a disfrutar en casa!

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  2. Tu si que sabes, mejor que en el Ritz!

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  3. Hola, muchas gracias. Saludos escoceses!

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