viernes, 14 de septiembre de 2012

San Miguel, fecha de caducidad para las moras



Hoy, el día de escribir esta entrada, es 14 de septiembre, por lo que nos quedan 15 días exactos para poder recoger moras, ya que con la celebración de San Miguel concluye su tiempo. Curiosamente, estos días hay gente que me pregunta, cuando me ven volver a casa con un tupper lleno, si todavía hay moras en las zarzas, porque creen que una vez terminado agosto ya han desaparecido. También están los que se asombran de ver de nuevo moras: desde los lejanos veranos de su infancia no habían vuelto a tocarlas y las creían extinguidas, como tantas otras cosas de nuestra niñez.

La "fecha de caducidad" de las moras el 29 de septiembre viene marcada por una leyenda asociada, de las muchas que están relacionadas con las moras y las zarzas. Uno de los mejores conocedores de la literatura de tradición oral y la mitología, Antonio Reigosa (imprescindible su página Galicia Encantada), nos contó varias durante la preparación del libro de recetas. Un motivo que se repite en las narraciones orales es el paso de Jesús, José y María, en la lejana antigüedad bíblica, por el mismísimo lugar que habita quien transmite la tradición. En este sentido, la Sagrada Familia se encontró su camino cortado por una inmensa zarza, que, no obstante, les franqueó el paso, para luego volver a cerrarse y atrapar entre sus púas a los soldados que los perseguían. Por los servicios prestados, la zarza fue bendecida con la cualidad de que por muchas veces que la cortasen siempre volvería a brotar, cualidad que, efectivamente, puede comprobarse hoy en día.

Pero volvamos al 29 de septiembre. Ese día el santoral conmemora la expulsión, comandada por el arcángel San Miguel, de Lucifer de la placidez del cielo. No sólo fue condenado al destierro eterno, sino que encima tuvo la mala suerte de aterrizar sobre una zarza. Comprensiblemente, se desahogó escupiendo u orinando (aquí difieren las versiones de la leyenda) sobre la planta. Ese es el motivo por el que a partir de San Miguel debemos evitar las moras: están contaminadas por alguna sustancia de origen diabólico.

Como sabemos los aficionados a los libros de Marvin Harris, detrás de los tabúes gastronómicos en muchas ocasiones existen razones culturales y económicas. En el caso de las moras, la reconvención coincide con la llegada del otoño y, con él, de temperaturas más bajas, menos horas de sol y la creciente posibilidad de lluvias, todos ellos factores que contribuyen a marchitar las pocas moras que todavía quedaban en las zarzas. Claro que el diablo se las sabe todas y se las ha ingeniado para contaminar las bayas mucho antes: el uso generalizado de herbicidas en las lindes de huertas y por donde pasan los trazados de autovías y autopistas, territorio tradicionalmente propicio para las zarzas. Esas, que conviene evitar, nos confirman lo que muchos sospechábamos, que detrás de las intervenciones supuestamente diabólicas suele estar la mano del hombre.

3 comentarios:

  1. Qué interesante! no conocía la leyenda

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  2. Gracias por el aviso! Nos dio el tiempo justo para una cacería con este resultado:
    http://mykittysoulkitchen.blogspot.com.es

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